agosto 18, 2011

agosto 11, 2011

Como ayer

Discúlpame, si me rindo
ya no puedo mirarte, sin temer que me destruyas
sin sentir el miedo de este vacío inmenso y trémulo, con el que enjuagaron tu espalda mis lagrimas.
Discúlpame si mis manos ya no sostienen las tuyas
y si mi lengua bajo fuego se tiño de escarlata.