Si puedes, llámame.

NECESITO SABER DE TI
de como han ido tus días, tus horas... aun caminas en este mundo?
o es que acaso has cumplido con aquel pacto que te tenias y del que tanto pedí que negaras?
dime! aun andas por ahí, mirando el cielo... sera acaso que al mirarlo recuerdas lo que fui?
aun lees mi versos, aun buscas mi nombre... aun oyes mi voz?
y soñé con esa vez, esa, que me dijiste que nos diéramos un tiro
que tonta fui, que tonta... almenos así estaría bajo el alero de tu abrigo.

En mis maletas

Hice una maleta de risitas, metí tu foto en un sobre de plástico y me fui a bailar... 
y como si perdiera el equilibrio entre tanta vuelta idiota, me dispuse a marchar,
 a viajarte por la espalda y hacerte un canto que surtió el efecto de mil besos y bocanadas de aire y humo, 
de humedad y cielo, todo esto en una bolsa de basura... mira donde vinimos a parar.

Lobo aturdido

Y Ahora... He de andar por el mundo entre siglos, como un niño descalzo, como un ave con las alas rotas
y desde mi ventana observar la implacable espera sintiendo el fuego llano como el mas amargo,
 como una tala de arboles, de pájaros enjaulados, de noches sin luna, 
como un lobo aturdido rezandole al sol.

Si tu tiempo fue el mio

Me olvide de olvidar, que busque las luces de tu vida en el viento, enredada en tu pelo
y los recuerdos que fueron los únicos, así, ya ni los logro recordar, ya no.
Sin memoria, de paso, bajo este fuego ingrato,
porque esta espera se hizo larga, y la tregua ya esta harta
harta de los amores de sombra, y de noche, y de las estrellas impacientes
incautas, subversivas... no quieren dejarme ver los tuyos, esos, tus ojos
esos ojos dormidos, bajo el mar y los azulejos de tu canto... ¡cuantas veces llore tu canto!.
¡Ay mi niño!, ¡ay de mi!... y es que ya no me contento, y el vino me sabe a miel
me sabe a olvido, ¡ay!... ¡ay de ti que me observas desde lejos!.
Conjugo mil artimañas para recordarte mio, así, a solas en mi cuarto, y en mi cama.
Ay de nosotros mi amor, que tus hijos y tus hermanos, tus silencios te han hecho esclavo
y a mi fugitiva, ¿de qué...? ya ni me acuerdo.
Y así voy... de a poquito, olvidándome de todo, y ya no se si tu  rostro es tu rostro
si tus manos son las tuyas
o si tu tiempo fue el mio...

Ojos rojos

Quieres hacer algo por mi?
pues calla, que sepa de ti, ni tu dolor
ni de tus ojos rojos.
Y a la manera del ayer te digo
cesa el arado, el latifundio implacable de tu silencio.
Como la coyuntura de los bueyes, la yunta que esta rota
desapareces al alba,
como durmiente bajo los cipreses.
No, no me mires así
como evitando que camine entre el "llano en llamas",
como evitando que la flora incauta saboree tus besos ya marchitos,
tus manos insaciables
como si murieran de frío, de hambre... de amor.

Ceaché